Skip to main content

Edad del bronce

La Edad del Bronce constituye uno de los períodos más intensos de la Prehistoria Europea, debido, entre otras cuestiones, al conjunto de transformaciones de carácter económico y social que se generalizaron entre finales del III milenio e inicios del II a.n.e.

Entre los avances experimentados podemos destacar el desarrollo de la metalurgia del bronce, resultado fundamentalmente de la aleación de cobre con estaño. Estas mejoras incidieron especialmente en las actividades agrícolas, con la mejora del instrumental y las técnicas, el empleo de animales para el trabajo y sobre todo con la introducción del arado. Consecuencia de ello se genera una gran tendencia al almacenamiento y a la distribución de excedentes, produciendo modificaciones en las relaciones económicas, aunque siguió basándose, mayoritariamente, en la agricultura y ganadería. También es el período de la adopción a una escala positiva de productos derivados de carácter artesanal, entre ellos el queso, como se ha podido documentar en la Motilla del Azuer.

En cuanto a la cultura material, destaca la aparición de nuevas formas cerámicas, destacando las formas carenadas, y las decoraciones incisas y de cordones. No obstante, existe una pervivencia del horizonte campaniforme durante los inicios de este período. Por tanto, los grupos humanos alcanzan un nivel de desarrollo cultural que les permite una utilización más sistemática y diversificada del medio, configurándose una organización social más compleja. Este conjunto de avances significaron un aumento demográfico, y la aparición de nuevos centros de población o el aumento de tamaño de los mismos.

Trabajos de los arqueólogosEn este sentido, en Próximo Oriente se producirá una consolidación de  las sociedades urbanas y la generación de los primeros estados imperiales.
Además, la necesidad de acceder a fuentes de abastecimiento de materias primas, el control del territorio y el dominio de redes de intercambios asociado a estos procesos, significará un paulatino aumento de la conflictividad, evidenciado en la fortificación de enclaves o en la masiva producción de armas.

Otra de las novedades que encontraremos en este periodo se encuentra relacionada con el ritual de enterramiento: en la mayor parte de los casos se trata de inhumaciones individuales que se realizan en los espacios de las viviendas de los poblados o en zonas cercanas al mismo. La riqueza de los ajuares depositados variará entre los distintos yacimientos.